Castillo y ciudad de Molina de Aragón |
Molina de Aragón, señora del Señorío.
Así es como se llama esta tierra molinesa, el Señorío de
Molina de Aragón, también llamada –por pocos años- Molina de los Caballeros.
Es una pequeña ciudad enclavada entre Teruel y Guadalajara,
que durante la Edad Media y hasta el siglo XIX, jugó un importante papel
histórico en la zona, destacando especialmente durante la Edad Media, la
condesa Doña Blanca de Molina, que dirigió con sentido común los destinos del
Señorío puesto que su marido, Alfonso Fernández el Niño –hijo del Rey Alfonso
X- se dedicó fervientemente a batallar contra los moros, muriendo en acto de
servicio en 1282, durante una campaña contra las fronteras del reino de
Granada. Doña Blanca demostró sus dotes de buena
gestora fomentando el comercio con Aragón y Castilla, pero también parece que
fue una buena estratega militar, puesto que ganó una importante batalla contra
las tropas aragonesas entre Tordellego y Tordesillos (1283), a partir de la
cual se firmó la paz entre las partes. –al enviudar, tanto Castilla como Aragón
se disputaron su mano, puesto que el Señorío era una comarca próspera y estratégica
para ambos reinos. Al final Sancho IV el Bravo se llevó el gato al agua –con
trampas y todo tipo de artimañas, llegando a “secuestrar” a doña Blanca en
León, a donde llegó engañada ante la noticia de que su hermana María, casada
con Sancho IV, estaba muy enferma. Finalmente, tras el cautiverio, firmó de
nuevo testamento en el que legaba el Señorío a Sancho IV de Castilla, pero este
tuvo el detalle de cedérselo a su vez a su esposa Doña María, y hermana de Doña
Blanca. Doña Blanca murió en 1293, pasando así a heredar el Señorío Dona María
de Molina. Al morir ésta en 1321, su nieto Alfonso XI de Castilla, Señor de
Molina, heredó este título, que por cierto ostenta entre sus blasones el actual
rey Felipe VI, que es también Señor de Molina.
Entre los monumentos
de la época que podemos observar todavía en la ciudad está el espectacular
castillo –el tercero más grande de España-, así como la Iglesia de Santa Clara
y el Convento de San Francisco, este último muy reformado pero en el que se
observan interesantes restos románicos y góticos. La orden de caballeros creada
por Doña Blanca permanece todavía presente cuando en la procesión de El Carmen,
celebrada en agosto, se organiza el desfile de la milicia molinesa.
Molina es el castillo. Está compuesto por
hasta tres recintos amurallados, a los que se une la Torre de Aragón por su
parte norte, formando una fortaleza imponente. Se conservan bien el recinto
superior, el que conforma el alcazar, con altas torres almenadas en las que se
abren algunas ventanas de arco de medio punto. Otro recinto parte de este
primero, y posteriormente otro tercero, dentro del cual se situó la ciudad
propiamente dicha y que acababa en los Adarbes. El paso del tiempo ha
transformado mucho este tercer perímetro, integrándolo en la ciudad.
El castillo es de
origen musulmán –aunque probablemente la cima estaba ocupada por un castro
celtíbero-, puesto que las fuentes históricas hablan del “Caid Ibn Galbun” como
defensor de Córdoba. En el Cantar de Mio Cid se menciona al moro Abengalbon
como un amigo poseedor de “Molina” y alcaide de la ciudad.
Alfonso I de Aragón lo conquista a los musulmanes en 1129, mandando
reconstruir y ampliar la fortaleza, entregándolo a la familia de los Lara.
Recientes
excavaciones en un lugar junto al castillo llamado “Prado de los Judíos”, se han puesto al descubierto los restos de una
sinagoga judía, que conserva muy bien su planta y en cuyos trabajos de excavación
se localizaron hermosas yeserías que conservaban en gran parte su color.
Prado de los Judios, con los pilares de la sinagona en primer término. |
La ciudad fue
destruida durante la Guerra de Independencia, al ser incendiada por los
franceses.
A pesar de todos
estos avatares, Molina de Aragón conserva un patrimonio histórico espectacular
que vale la pena visitar y preservar para el futuro.
Convento de Santa Clara |
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